viernes, 1 de junio de 2012

AVIACIÓN EN ZAMORA

En 1912 la Comisión delegada por la junta directiva del Círculo Mercantil, Industrial y Agrícola para la organización de los festejos taurinos, tuvo la intención de organizar un programa de aviación, pero finalmente no se llevo a cabo.

Hay que señalar que Leonce Garnier ya había sobrevolado Benavente en 1911, en una gran exhibición que le valieron entusiastas aplausos por parte del publico congregado en el campo de aviación establecido junto a la carretera de Madrid.

En 1913 el alcalde señor Moyano solicita ayuda al Comercio a fin de reunir los fondos suficientes para tratar de contratar al intrépido aviador francés y completar así el programa de festejos de la feria de San Pedro. El espectáculo que sería una novedad para la capital podría aumentar el contingente de forasteros y los ingresos de los comercios.
Se elige como campo de aviación la pradera de Los Cascajos, en las inmediaciones donde hoy está ubicado el Hospital Virgen de La Concha, el 26 de junio comienzan los trabajos de construcción del hangar, y se instalarán casetas en las que se expenderán refrescos y comidas.
Leonce Garnier que llegó a Zamora el sábado 28 de junio en el tren correo de Medina, realizaría distintos vuelos de altura y de velocidad, demostrando su pericia a los mandos del aeroplano.

Se acordonó el campo de aviación con una alambrada y se colocaron fuerzas armadas con el fin tomar todas las precauciones posibles para asegurar que el publico no corriera riesgos innecesarios en su deseo de ver más de cerca el momento del despegue.

El punto de partida se estableció en las proximidades de la carretera que circunda el campo en la parte oeste, próximo a las llamadas casas de Peña y en dirección a la Bodega del Torrao.
Para mayor comodidad de los espectadores, que no quisieran soportar a pie firme todo el tiempo que durara el espectáculo, se reservo una espacio dentro del campo y fuera de la alambrada, en la que se colocaron sillas y bancos cuyo coste por asiento fue de dos pesetas la silla de primera fila, en las de la parte de la carretera de Tordesillas, y una peseta las restantes, costando el mismo precio de una peseta el de los demás asientos de sillas y bancos colocados en la parte del camino de la Bodega del Torrao.

Además se facilitaron pases de libre circulación a cinco pesetas para poder estar en aquellos puntos de la pista que no ofrecían peligro y se prohibió la estancia de carruajes en todo el espacio de carretera o camino comprendido entre el paseo de la Avenida hasta el limite del campo de aviación.


LA FIESTA DE AVIACIÓN

Solo alabanzas merece nuestra autoridad local por su feliz iniciativa, contratando al intrépido aviador Garnier, para volar, en la mañana de ayer.
Esta amaneció apacible, serena como todas las de la estación estival.
En el campo de aviación, Los Cascajos, se respiraban a las seis de la mañana aires puros, se vivía.
La población entera, atraída por lo sugestivo del espectáculo, habíase trasladado a las inmediaciones del campo para presenciar las pruebas.
También participaron de la grandiosidad del festejo infinidad de forasteros llegados durante la noche anterior y en la madrugada de ayer.
A la hora anunciada, estaba preparado el monoplano sistema Bleriot, y el intrépido Garnier con su mecánico Agustín Maniesa, realizó el primer vuelo de altura y distancia, cruzando la capital en distintas direcciones.
Aterrizó admirablemente.
Acto seguido, y en unión de don Venancio Cuesta, de Benavente, Garnier se elevó otra vez, volviendo a pasar la ciudad.
El tercer vuelo hízolo en compañía de su distinguida esposa, y el cuarto con nuestro convecino don Mariano Palao.
Con una precisión maravillosa, Garnier aterrizó las tres veces; le vimos virar en distintas direcciones y cruzar el espacio como si fuera un volátil.
El espectáculo era encantador, pues la majestuosidad con que caminaba el aparato, hacia entusiasmar al espectador.
Una buena mañana para los zamoranos, que gracias al celo y actividad del señor Moyano, pudimos contemplar fiesta tan sugestiva como es la de aviación, desconocida en esta ciudad.
La banda provincial, dirigida por el señor Haedo, interpretó varias obras con mucha afinación y delicado gusto, en las dos horas y media que duraron las pruebas.
Felicitamos al señor Moyano por la iniciativa, y sepa que el vecindario se ha quedado con ganas de que ese repita el festejo.

Heraldo de Zamora, 30/06/1913

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