lunes, 27 de febrero de 2012

SAN PEDRO 1912: LA SEGUNDA DE FERIA

Seis saltillos, para Antonio Fuentes y Rodolfo Gaona.

En nuestro circo taurino tuvo ayer lugar la segunda corrida de toros, y la entrada fue algo mayor que la del día anterior, especialmente en los tendidos de sombra que estaban totalmente ocupados.
En los palcos y tendidos el mujerío era despampanante y con sus bellezas y encantos daban vida y animación a la fiesta nacional.
Presidía el tercer teniente alcalde don Luis Prieto Vega y en el palco tomaron asiento los señores Moyano, Rodríguez Ramos y Ruiz.
A la hora anunciada, onduló el pañuelo blanco y en el ruedo aparecieron tres alguacilillos, montando preciosos corceles, que establecieron cátedra de equitación, si bien todas las monerías salieron un poco embrolladas.
A los acordes de un alegre pasodoble, tocado por la banda provincial, las cuadrillas capitaneadas por Antonio Fuentes y Rodolfo Gaona, hicieron el paseo en medio de nutridos aplausos del pueblo soberano y cuando los niños cambiaron la seda por el percal, se dio suelta al

PRIMERO

Vestía de negro, como sus restantes hermanos, y de los seis parecía el más joven.
Sale rematando en los chiqueros y sin que nadie le pare los pies, lo llama Fuentes y le da unas verónicas superiores que se aplauden. Toma la primera vara sin hacer nada de particular, y Gaona le ofrece una larga, pero el toro, como si estuviera asustado, no acude. Al segundo puyazo sale suelto y empieza echando la cara por el suelo, y si Dios no lo remedia, paréceme que el torete se declara buey. La tercera es un poquito mejor. El señor Gaona, que parece trae deseos de agradar, quiere volver a las monerías. Pero el astado no se fija. (Aplausos.) Empieza a haber en el ruedo un tanto de lío, entrando cuatro picadores al mismo tiempo y en una arrancada del bicho coge a dos varilargueros. Para arreglarlo, un peón deja la tela colgada y por fin toma la última, que la recibe en medio de las costillas. Quedan dos caballos muertos de susto.
El segundo tercio se compone de un par que no agarra, uno desigual, otro lo mismo, una pasada que, por tirarlas no prende y un palito bueno. El toro está sumamente parado.
Fuentes de salmón y oro, después de brindar, se dirige a la fiera y empieza con uno con la derecha feo, otro en redondo por bajo con la izquierda, bueno; sigue con un tanto de desconfianza y bailando, aguanta la primera colada y Gaona, muy oportuno, interviene (aplausos). Con el toro desigual arrea un pinchazo sin soltar, feo, otro mejor arriba y en una nueva colada no queda enganchado, gracias al capotillo de Rodolfo, que ha estado muy oportuno y bien colocado. Con el toro humillado entra bien, agarrando una casi entera que mata sin puntilla y que si realmente tuvo el defecto del vómito, era de buena procedencia (aplausos). El toro demostró una mansedumbre colosal.

SEGUNDO

Antes de salir el toro, un municipal recoge las picas, sin duda por haber cambiado los picadores las de reglamento; si así fue, el presidente debió imponerles una multa; por fin, dan suelta al bicho, que en cuanto aparece se ve tiene flojedad en las manos. Gaona empieza dando unas verónicas superiores de toda superioridad que se ovacionan. Puesto el bicho en suerte, acepta la primer vara recargando de verdad.
La segunda la toma sin codicia, la tercera es un picotazo infame, la cuarta y quinta son mejores, y el toro las toma con mas codicia, alternando los maestros en quites, sobresaliendo Gaona, que coloca la montera en el testuz.
(Aplausos).
Cambiado el tercio coge los palos Gaona, y después de juguetear un rato, prende uno de frente y llegando paso a paso, superior, otro mejor, y el tercero archisuperior. (Ovación).
Gaona, de café y oro, empieza su artística faena con uno alto con la izquierda, otro lo mismo, uno con la derecha, bueno; uno de pecho, superior otro cambiando de mano, bueno; uno de molinete vistosísimo y estalla una ovación; sigue solito y tranquilo con otros que le acreditan de inteligente, y entrando admirablemente da un pinchazo hondo, un poquito caído; nueva y si se quiere mejor faena, y entrando por segunda vez, aunque no tan bien como la primera, agarra media estocada un poquito desprendida que hace comer el polvo al bicho. (Ovación, oreja, sombreros y botas de vino.)
El toro, regular; el torero muy valiente e inteligente.

TERCERO

Un novillo insignificante y escobillado del izquierdo sale corretón y en la carrera le dan un refilonazo, Fuentes lo toma de capa muy bien y se le aplaude, toma tres puyazos uno de ellos en los mismos sótanos estando el torillo muy pegajoso pero sin poder.
Los chicos que se encargan del segundo tercio ponen un par caído, otro aguantando de verdad muy bueno, otro superior y medio más. (Aplausos).
Fuentes retira la gente y nos alegra la existencia con un pase ayudado por alto, otro alto con la izquierda, magnífico, uno de pecho superior y señala un pinchazo bueno; nueva faena y otra contraria caída, un pinchazo en hueso, bueno, (el toro está muy quedado) y por fin, entrando muy bien, coge una entera, buena, que mata. (Aplausos generales.)
El diestro ha estado muy valiente y cerca de los cuernos, y el toro ha sido un infeliz.
Para enganchar el toro a las mulillas salen sesenta hombres lo menos, y se me ocurre preguntar para que tanta gente.
Se riega la plaza mientras el público discute cual de los matadores es mejor. Hasta ahora los dos nos han gustado.

CUARTO

Sale corretónGaona, pero el morlaco dice que no, hasta que por fin acepta unas cuantas gaoneras con mucha sal y gracia que se aplauden; en la primera vara demuestra mucho poder y da una caída colosal, haciendo un quite superior Gaona; en la segunda se duerme en la suerte el bicho, hay un poco de lío y Fuentes para evitarlo corre al toro con mucha oportunidad; en la tercera se arranca desde largo y con poder dando otro tumbo a los de aúpa. Para poner la cuarta puya quieren hacerlo cuatro picadores al mismo tiempo y por fin no lo hace ninguno, el lío es colosal y los piqueros creyendo que se ha cambiado el tercio se retiran, pero el presidente ordena nuevamente la salida y vuelven a aparecer los de la lanza. Es el desorden más grande que he visto en los días de mi vida y por fin el toro toma otra vara más dando un tumbo de los de órdago.
Los de los garapullos ponen dos pares buenos de verdad y uno tirado.
Gaona hace una faena desconfiada, que si algo bueno tuvo fue porque la mayoría de ella la ejecutó con la izquierda. Señala un pinchazo que ni fu ni fa; otro un poco mejor, dejan un capote en la percha y lo quita un peón con la manita. Una estocada casi entera produce la muerte del cuarto de la tarde. (Silencio). El vómito de este toro es de verdad y venía de mala procedencia.
La faena del indiano fue sosa y sin nada de particular.

QUINTO

Más toro que sus difuntos hermanos. Sale paso a paso y se planta en los medios, sin duda para enterarse en lo que por el mundo ocurre. Fuentes empieza toreándolo por bajo, y si no tuvo nada de bonito lo que hizo, de inteligente tenía mucho.
La suerte de vara se compuso de siete puyazos, la mayoría de ellos de Farfán, arriba, demostrando el toro mucha bravura y poder.
Fuentes hizo un quite superior y los dos maestros aprovechando las condiciones de nobleza del animal, torearon al alimón y terminaron arrodillados ante él. (Ovación). El presidente estuvo algo tardío en el cambio de suerte.
A los acordes de la música coge Fuentes las banderillas y pone un par caidito por hacer un extraño el toro; otro de afuera a dentro como él sabe y cierra el tercio el peón de tanda con un par tirado.
Fuentes parece que va a brindar el toro al tendido número 3 y lo que hace fue dejar la montera en la barrera. Con tal motivo se le abuchea, y una vez enterado de que lo que tenia delante que era una perita en dulce de las que caen pocas al año, retira la gente y empieza una faena sumamente inteligente y de cerca, llevándose el toro hacia el estribo para pasarle en él; pero su compañero sin duda no sabia lo que aquel iba hacer, y creyendo que se entableraba le lleva el toro. El cojo ordena calma y por fin da el pase sentado; sigue metido entre los pitones toreando como le da la real gana, y en cuanto cuadra, desde muy cerca entra despacio y mete un volapié colosal, cruzando y saliendo admirablemente.
El toro muere instantáneamente y el espada recibe una ovación estruendosa con regalo del apéndice auricular, que regala al tendido número 6.
Lo mejor de la feria. El toro bravucón y noble y el espada valentísimo e inteligente.

SEXTO

Más chico que los arrastrados. Empieza a asustarse de los capotes; sin duda por estar mal de la vista. Un peón se mete donde no le llaman y Gaona quiere torear al buró que vuelve la cara.
Toma cinco varas matando tres caballos y proporciona algunas caídas fenomenales, una de ellas al descubierto, llevándose el toro Gaona y terminando el quite colocando la montera en el testuz. (Aplausos).
Gaona coge los palos y con música, deja medio par bueno, repitiendo con otro superior que no se aplaude lo debido y cierran el tercio los peones con uno magnífico y medio tirado.
El chico de las de Gaona brinda a los del 3 y hace una faena cerca y valiente señalando un pinchazo feo por la manera de entrar.
Continúa solito y vuelve a echarse fuera en el segundo pinchazo; otro entrando mejor aunque el toro está avisado y el espada que también desconfía arrea otro nuevo pinchazo y van cuatro; un intento de descabello, otro y al tercero atina. La cosa se hizo muy pesada.

RESUMEN

Los toros de Saltillo, bravucones, sobresaliendo el lidiado en quinto lugar, que fue un toro de buenísimas condiciones.
De los matadores, los dos estuvieron a gran altura y ambos vinieron con ganas de trabajar.
La presidencia, acertada y enérgica, no consintiendo que los picadores cometieran abusos con las puyas, como trataban de hacer.
La corrida, en general buena, y si todas resultasen como la de ayer, podía uno abonarse para ver toros.

Alejandro M. Pita.
Heraldo de Zamora, 01/07/1912

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