lunes, 19 de diciembre de 2011

EPICÚREO Y MALANDRÍN

Según publica el 20 de septiembre El Correo de Zamora, Francisco Alfonso es desde diciembre de 1910 el director de El Heraldo de Zamora.

No conocemos el motivo exacto por el que Heraldo de Zamora oculta a sus lectores este nombramiento.

Heraldo de Zamora, 05/08/1911
Según la hipótesis que mantenemos puede deberse a una estrategia por parte de Enrique Calamita para eludir una presunta demanda por injurias motivada por la publicación de un artículo firmado por su hijo Carlos, titulado “Epicúreo y Malandrín”.
Dicho artículo, publicado el 4 de agosto de 1911, es una respuesta a la reseña publicada por El Correo de Zamora el día anterior en relación a la Asamblea de Secretarios de Ayuntamiento.
El 2 de agosto de 1911, en la Sala Capitular del Ayuntamiento de Zamora se celebró la Asamblea anual reglamentaria de la Asociación provincial de secretarios municipales.
El presidente declaró abierta la Asamblea después de saludar y dar la bienvenida a los asistentes, así como a la prensa local, únicamente representada por El Heraldo de Zamora.
La asamblea trato diversos asuntos propios de la asociación: analizaron algunas destituciones de secretarios acontecidas durante este año, se aprobaron las cuentas, se nombraron nuevos vocales para la junta directiva, etc...
A continuación se celebró con entusiasmo y alegría un banquete en el Chalet de la Avenida de Requejo, servido por la cocina del afamado Café París.
A la hora de los brindis hicieron uso de la palabra diversos secretarios, el presidente de la Asociación y el Alcalde de la capital, teniendo todos ellos palabras de gratitud para la prensa. Hay que reseñar que en el banquete se encontraba presente Carlos Calamita, en representación de El Heraldo y Constancio Arias en representación de El Correo.
El alcalde de la capital, García Piorno, en nombre de Constancio Arias agradeció a los presentes las deferencias de la asociación para con el periódico.
Carlos Calamita, lo hizo en nombre de El Heraldo, brindando por el éxito de la asociación y ofreciendo el concurso del periódico a tal fin.

Dos días después, Carlos Calamita, publica su artículo “Epicúreo y Malandrín” que reproducimos a continuación y un día después El Heraldo publica los “sueltos” que también acompañamos.

Epicúreo y malandrín

Heraldo de Zamora, 05/08/1911
Al final de la reseña que ayer publica El Correo de Zamora de la Asamblea de secretarios de Ayuntamiento se nos dedican unas líneas con el pretexto de que al dar cuenta nosotros del banquete de los asambleístas, nos permitimos ciertas insinuaciones sobre el silencio en dicho acto del director del periódico carlista.

La afirmación no puede ser más gratuita. En el Heraldo de anteayer, yo mismo, representante del periódico en la Asamblea y en el banquete me limité a hacer constar:
Primero. Que el Heraldo fue el único periódico que estuvo representado en la Asamblea.
Segundo. Que en el banquete tuvo representación El Correo, en la persona de su director, y
Tercero. Que a la hora de los brindis...

...el alcalde liberal de la capital, señor García Piorno, se levantó, en nombre de don Constancio Arias (presente), director del diario carlista El Correo de Zamora, a brindar en nombre de éste que agradecía las deferencias de la asociación para con su periódico.
Nosotros pensamos en un principio encomendar a don Mariano Prieto, que imitando la conducta del otro periódico, se encargara en nuestro nombre de dar las gracias a los asambleístas y que brindase en representación del Heraldo de Zamora, pero como gracias a Dios servimos para lo bueno y lo malo -frase de cierto alcalde con referencia a él mismo- el representante del Heraldo de Zamora levantóse brindando por el desarrollo de la Asociación de la clase secretarial y ofreciendo a los reunidos el modesto concurso de nuestro periódico.”

Heraldo de Zamora, 05/08/1911
Aquí, señor Arias me parece que no hay insinuaciones. Se dice todo, tal y como pasó.

Ahora; reticencias, acechanzas e insinuaciones en las líneas justificativas del silencio del director de El Correo, que no necesita por cierto de justificaciones.
Vean ustedes :

El señor Arias no habló porque, dadas sus ideas y significación, creía deber referirse a ciertas manifestaciones del señor Piorno sobre el caciquismo y citar entre los servicios de éste la protección de delincuentes y esto hubiera podido parecer una alusión mortificante e inoportuna allí. Así se lo manifestó al señor García Piorno en presencia del concejal don Ramiro Horna.
Calló, pues, el señor Arias por un exceso de caballerosidad que seguramente no será agradecido, como no lo han sido otros, por alguien que debiera agradecerlos mucho.
Y nada mas.

Pienso igual que Arias. Aunque para decir las cosas no hay mas que saberse expresarse, es decir, no leer solo como el burro del gitano, sino pronunciar también. Y muy mal hizo el director del El Correo después de las manifestaciones del señor Piorno sobre el caciquismo no levantarse para anatematizar este, bien pertrechado de referencias a servicios de caciques sobre protección de delincuentes, suponemos que municipales. Si hubiera asistido a la Asamblea, al tanto de lo que en ella pasó, sabría que todos los asambleístas muy dignos y muy honrados, no hacen punto de honor por espíritu de clase de la defensa de un secretario pillo. Y en cuanto a los alcaldes, yo no pongo en duda que los puede haber delincuentes.

Heraldo de Zamora, 05/08/1911
Y claro está, con esa premisa por base, suponiendo que las palabras del director de El Correo iban a parecer una alusión mortificante e inoportuna allí; el señor Arias deduce un concepto de su caballerosidad, que no quiero discutir, él lo declara y conformes. Pero la mía y el concepto que tengo de lo cortés y de lo caballeroso es otro. Si habla, ¡qué hubiera dicho! cuando el mismo declara que hubiese mortificado, estando a la vez inoportuno. Pero, gracias a Dios, don Constancio empieza a conocerse y su epicureísmo que nos lo muestra tal cual es; todavía a las cuarenta y ocho horas de celebrado un banquete, al hacer la reseña, con desaprensión conserva agresividad. Indudablemente, Coronado el personaje de Galdós, está en lo cierto, que el honor es una enfermedad intestinal.

Heraldo de Zamora, 05/08/1911
Y finalmente; para que sirva al silencio de emulación al director de El Correo de Zamora, cuyos méritos y virtudes soy el primero en reconocer, propongo a la Junta provincial de la Asociación de secretarios, que haciendo justicia a las altas dotes de don Constancio Arias, le conceda en la primera Asamblea que aquella celebre un voto de gracias por la cordura que supo guardar en el banquete del miércoles, cuando bien pudo inoportunamente -según sus palabras- haber estado mortificante; es decir, que si habla, ¡nos da el postre!

Mi modestia, en tal acto, y mi sincero agradecimiento a las atenciones que fui objeto, de corazón, me llevaron a brindar sólo, cumpliendo deberes de cortesía, en nombre del Heraldo, por el desarrollo de la Asociación digna y respetable que allí nos había llevado.

Nueva particularidad que distingue a don Constancio Arias de los que trabajamos en el Heraldo de Zamora.

Y a sus órdenes.

Carlos Calamita
Heraldo de Zamora, 04/08/1911

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