viernes, 16 de diciembre de 2011

FRANCISCO ALFONSO, DIRECTOR DEL HERALDO DE ZAMORA

La publicación el 20 de septiembre de 1911, por parte de El Correo de Zamora de la noticia de que desde finales de diciembre de 1910, Francisco Alfonso es el director de El Heraldo de Zamora, desata nuevamente una controversia entre ambas cabeceras.

Los antecedentes de estas exacerbadas polémicas están en el origen y nacimiento de ambos periódicos. Una semana más tarde de que El correo viera la luz, El Heraldo de Zamora lo acusaba de publicar noticias calificadas como telegráficas cuando tan solo lo eran de correo postal, es decir, atrasadas.
Más recientemente una de las disputas mas agrias aconteció en marzo de 1910, cuando El Correo respondió duramente al Heraldo, por la publicación este último de una noticia sobre el fracaso de los mítines antilaicistas y en concreto el celebrado en Astorga. Enrique Calamita, director y propietario de El Heraldo y Constancio Arias, Director de El Correo, entablan un áspero debate que deriva en una disputa personal, en la que Enrique Calamita agrede a Constancio Arias, en un lugar próximo a la Plaza Mayor, y por el que es condenado a una multa. Además Constancio Arias interpone una demanda por injurias graves, de la que es absuelto Enrique Calamita, en primera instancia en la Audiencia Provincial, y en la superior en el Tribunal Supremo.
Esta sentencia que fue dictada el 4 de abril de 1911 pareció poner punto y final al enconado debate.

Una vez conocidos estos antecedentes históricos, es interesante conocer el contexto en el que la noticia de El Correo es publicada.
Si como afirma El Correo, y El Heraldo no lo niega, Francisco Alfonso ejerce de director desde diciembre de 1910, lo que cualquiera se pregunta, es el motivo por el que El Heraldo no solo no lo comunica a sus lectores, sino que lo oculta.
En primer lugar, esta afirmación no se sostiene si se analiza la hemeroteca. A lo largo de 1911 hemos sido testigos de diferentes episodios en los que en referencia a Enrique Calamita, siempre se hace en calidad de propietario o de director. Durante la vista del crimen de la calle Arena, en la que ambos, Enrique Calamita y Francisco Alfonso acuden en calidad de testigos, lo hacen el primero como director y el segundo como redactor. Aunque bien pudiera responderse, que esas eran la responsabilidades en el momento en que sucedieron los hechos enjuiciados, y no en el actual. Tampoco aparece mención alguna al cambio de director, cuando se relata el juicio en el Tribunal Supremo, durante el cual, siempre se menciona a Enrique Calamita, bien como propietario, bien como director. El propio diario titula a seis columnas el cuatro de abril “NUESTRO DIRECTOR ABSUELTO”, y su hijo Carlos Calamita un día mas tarde, envía una carta al Heraldo, dirigida a Juan Petit, en la que dice en referencia a la susodicha carta :”esperando que usted la acogerá en el periódico que a su cargo se halla”. No parece tener mucho sentido, que si Francisco Alfonso es el director desde diciembre, en ausencia del propietario, el periódico se halle a cargo de otro redactor, aunque este sea además el abogado que lo defendiera en la causa en la instancia provincial.
La lista de sucesos sería extensa y en este blog en los artículos correspondientes a 1911 queda mas que demostrado; a mi juicio, no es verdad que Francisco Alfonso fuera director de El Heraldo desde diciembre de 1910. Es posible, que “de facto” ejerciera la dirección, es decir, se ocupara responsablemente de sacar adelante el periódico cada día, en ausencia de Enrique Calamita, que desde el once de marzo de 1911, es nombrado delineante mayor del Cuerpo, con categoría de jefe de Negociado de segunda clase en la Jefatura de Obras Publicas de esta provincia. Y que de este nombramiento pudiera incurrir, desconozco la legislación existente en esos momentos, en algún tipo de incompatibilidad.
No es menos cierto que a partir de la publicación por parte de El Correo de la noticia, Francisco Alfonso ostentará la representación de El Heraldo como director hasta su cese el 17 de agosto de 1914. Y lo hará según su criterio, esto es compatibilizando la dirección del periódico con la tarea de hacer información.

Así que volviendo al origen del contexto, continuamos ignorando, a ciencia cierta cual es el motivo por el que es nombrado director Francisco Alfonso y no se hace público.

Mi hipótesis es que además de la presunta incompatibilidad con su nombramiento como funcionario, todo pueda deberse a un intento por parte de Enrique Calamita de eludir la responsabilidad civil en el caso de una denuncia por injurias. Es cierto que no llego a ver de qué manera pensaba eludir la responsabilidad, si finalmente, él era el propietario. Pero me inclino por esta posibilidad por varias razones.

La primera, es que en 1911 cada vez son más numerosos los litigios por vulneración del honor de tal modo que en diciembre de 1912 el Tribunal Supremo reconoce por vez primera, el derecho al honor señalando una indemnización, por los perjuicios causados, en el caso de la falsa noticia aparecida en el periódico "El Liberal" de Madrid, en la que se narraba que la menor María Josefa Mussó Garrigues, hija de una conocida familia, se había escapado de su casa con Fray Fulgencio Novelda , un fraile capuchino, con quien la menor había tenido descendencia unos meses antes. El padre de la ofendida que era el alcalde de Totana (Murcia) demandó al director y al editor solicitando 150.000 pesetas como indemnización por los daños causados al honor y la buena fama de su hija.

La jurisprudencia hasta entonces basada en una resolución de 1882 acordaba que “el honor no es valorable” y por tanto no es posible fijar cantidad alguna.
Este litigio supuso un precedente que para la mayoría de la prensa era una nueva traba política para mermar la libertad de prensa.
Es pues en este contexto jurídico en el que la jurisprudencia no pone valor al honor, y en el que menos aun ha de ser responsable el director o el editor si no es el autor del artículo en que el concurren estos hechos.
Enrique Calamita, que ya ha pasado por este trance, es posible que trate de eludir esta responsabilidad.

Y llegado este momento, lo que nos preguntamos, es de qué responsabilidad estamos hablando.

Como ya vimos en el juicio del presunto delito de injurias que contra Enrique Calamita promovió Constancio Arias, el origen fue un artículo titulado “Cobarde y mentiroso”, artículo del que se responsabilizó Enrique Calamita, pero que más tarde supimos que su verdadero autor, había sido su hijo Carlos.
Y de este modo nos podemos ir acercando a la verdad. Es indudable que para que El Correo conozca la noticia, (recordemos que hasta el momento, ocultada), de que Francisco Alfonso es el director de El Heraldo, alguien ha debido de filtrarla. Y la filtra precisamente en septiembre de 1911, diciendo que ocupa el cargo de director desde diciembre de 1910.
La explicación pudiera estar en un artículo publicado el 4 de agosto de 1911, firmado por Carlos Calamita, titulado “Epicúreo y Malandrín” contra el director de El Correo.
Constancio Arias que había visto fracasar su demanda contra Enrique Calamita por delito de injurias, y que además habría tenido conocimiento, pues salió publicado, que el verdadero autor del artículo “Cobarde y Mentiroso” había sido Carlos Calamita, estaría esperando la ocasión de tomar venganza. Si de este modo Constancio Arias pretende nuevamente acusar a Enrique Calamita como director de El Heraldo, de un delito de injurias por el articulo “Epicúreo y Malandrín” se encontraría con que el director ya no sería éste, sino Francisco Alfonso, que sería un excelente profesional pero que económicamente no presentaba ninguna solvencia.

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