viernes, 20 de abril de 2012

ACERCA DE «LA DE AYER EN BENAVENTE 1912»

Como afirma Un Cojo sin muleta, la temporada taurina en este año de 1912 está resultando desdichada, pues a las desafortunadas lesiones o cogidas que están sufriendo los toreros que obligan a cambiar continuamente los carteles, se suma que las corridas están siendo nefastas. Para ilustrar esta circunstancia alude al personaje de Pepe Moros, personaje irreal creado por el periodista y cronista taurino de El Liberal, Don José de la Loma, Don Modesto, quien acostumbraba cuando en una tarde toros, no se había obtenido el resultado que se esperaba, apostillar sus crónicas con el comentario :

"Ya lo dijo Pepe Moros
a uno que trafica con cueros,
cuando hay toros no hay toreros,
cuando hay toreros, no hay toros"

La amistad que le une con el diestro Rufino San Vicente, Chiquito de Begoña, no le permite ser lo suficientemente imparcial, aunque en su crónica menciona que la causa es el gran amor que siente por la villa de Benavente y sus habitantes, que también será cierto.
La prueba de ese respeto y amistad que se tenían, está patente en el brindis del capote por parte de Chiquito de Begoña.
La crónica, como es habitual en su estilo, está repleta de palabras del argot taurino:

Los varilargueros mojan cinco veces el rejoncillo, en la sangre de Torrecillo, que debía ser de horchata, y haciendo cosas muy feas se libró del tuesten.

Librarse del tuesten, en su sentido literal es librarse de las banderillas de fuego, suprimidas en el reglamento de 1952, y sustituidas en la actualidad por las banderillas negras. Las banderillas de fuego se aplicaban para castigar a los toros que no se habían dejado picar bien, incorporaban una carga de pólvora con una mecha que al ser clavadas prendía el explosivo, achicharrando la piel del toro y detonando unos petardos que atronaban los oídos.
Fueron sustituidas por las banderillas negras o de castigo, que son 2 cm más largas, y algo más anchas que las normales y que son utilizadas en toros muy mansos o a los que no se ha podido picar. Estas banderillas son de color negro y llevan una franja blanca de 7 cm.

O de términos coloquiales:

De este modo, dice que decidió no chambar (cambiar) el chapeo (sombrero) porque le resultaba a su físico piramidal (colosal, formidable).

Chipén, ya en desuso y que significa coloquialmente extraordinario, lo mismo que buten, palabra que volvió a vivir su esplendor allá por los ochenta, en que todo nos parecía de buten y guay.

Resultó fané la pelea de Bonito.

La pelea resultó estropeada, apática.

nos salió a las primeras de cambio por peteneras y quería buscar la puerta para juyirse

Juyir, palabra proveniente del Lleonés, que significa huir.

Y de exageraciones:

y el primero pierde en la pelea un jaco con menos sangre que otro de madera

sale con más pies que su dueño y señor cuando figuraba, si es que perteneció, a las huestes carlistas.

En definitiva que la corrida ni fu ni fa.

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