viernes, 2 de marzo de 2012

LA TIERRA SANTA

No sólo desde este rincón pobre y crédulo de Zamora, sino desde lugares más lejanos de Castilla y León se vieron pasar durante todos los días del año de 1912, larga procesión de hombres y mujeres, atraídos por las milagrosas curaciones que una niña de angelical hermosura y de inocente candor hace en un oscuro e ignorado pueblecito de la frontera, muy cerca de Alcañices.

En posadas y caminos, en las veladas ante el fuego de la cocina y en las tertulias, corre de boca en boca esta particular historia.

Un matrimonio ya de avanzada edad y residente en una humilde aldea cercana a Miranda de Douro, se vio un día sorprendido con una noticia extraordinaria. La mujer que contaba cincuenta y ocho años experimentaba los síntomas de un embarazo. Si esto le hubiera sucedido muchos años antes, con menos edad, nada hubiese tenido de extraño.
Convinieron los dos esposos en ofrecer a la Virgen el fruto que a su edad les sorprendía.
Nació una niña hermosa, y se crió con los padres, ayudando con los rebaños, con inocencia y sencillez, hasta que cierto día, mientras jugaba con las flores oyó una voz misteriosa y dulce...
La aparición solemne de la Virgen turbó su sosiego infantil, y le dijo :

Niña, no temas, has de decir a todo el mundo que me has visto; levanta el mantillo que ahí tienes en el prado, y brotará una fuente, y esa tierra que aquí he pisado curará todos los males. Haz lo que te mando. Y la Virgen desapareció.

Los enfermos dominados por su incurable mal, pronto se dirigieron a la aldea de Pova y descubrieron el poder curativo de la tierra santa, los diminutos granos de arena se convertían en cruces brillantes, corazones atravesados, caras de ángel, coronas de espinas y otras maneras en las que la fe elegía para representarse.

La niña no recibe ningún céntimo por sus revelaciones, sólo se consigue que admita alguna limosna, lo que quieran dar, y en muy pequeñas cantidades. Un acaudalado labrador que dejó en la casa de la Santa cinco duros, al volver a su casa curado, los encontró debajo de la almohada.

Achaque es este de la superstición y de la creencia de las curas sobrenaturales tan antiguo como el mundo. Fue el primer recurso de la ciencia de curar. Los progresos de la medicina después de tantos siglos, no han podido desterrar el achaque. Mientras en la medicina exista la palabra imposible, existirán curanderos, brujas, sanadores, niñas santas y objetos cuya adquisición resolverán el conflicto de devolver lo que mas se quiere cuando se ha perdido: la salud.

(Basado en el artículo de José Laín Figueroa, publicado en Heraldo de Zamora el 01/05/1912)

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